Nada Personal

Por: José Francisco Morales Nava.

Pocas son tan buenas las relaciones a lo largo de la historia moderna, cómo la del futbol y el dinero. Se ha perdido la esencia deportiva, la del juego y lo que inmensa alegría que te provoca jugar, y cada vez se fortalece la remuneración económica y comercial. Ante esto, contundente y esclarecedora ha sido la decisión que se tomó en torno a la abolición del descenso dentro de la Primera División del Futbol Mexicano, así como el ascenso de los clubes pertenecientes, a la ahora desaparecida, Liga de Ascenso, ha sido una de las decisiones más polémicas y con miras a un retroceso a lo largo de ya más de 50 años dentro del futbol profesional del país.

Si bien el humor mexicano, se ha caracterizado por ser negro, sarcástico, chusca y a su vez, crítica. Pues bien, la famosa y exitosa serie, Club de Cuervos, que fue estrenada alrededor del 2015, debió su exitoso a la manera de adaptar ese humor mexicano y relacionarlo con temas, que parecían meramente de una novela, sobre corrupción, manejos turbios, partidos arreglados, casos de multipropiedad y muchos otros hechos, y que veíamos como vil entretenimiento. Claro que no podíamos dejar pasar la oportunidad de comparar y unir lo que exponían en la serie, con casos que pasan dentro del futbol de nuestro país.

El fútbol en México y a nivel mundial, se ha convertido en negocio. Simplemente, el valor del negocio del futbol mexicano tiene un valor estimado de 100 billones de pesos, entre los contratos comerciales, televisivos, compra-venta de jugadores, ingresos por partido, franquicias y multipropiedad, han sobrepasado las fronteras de la relación deporte-dinero, influyendo de manera directa en las decisiones que se toman en pro del desarrollo deportivo, para el enriquecimiento de unos pocos que han olvidado que el futbol, se debe a sus aficionados y a la practica de este de manera libre y alegre.

Hemos visto cómo desaparecen equipos dentro del futbol por el simple hecho de no poder pagar las altas clausulas que se tienen para la permanencia y desarrollo del equipo. Cómo cambian de ciudad y nombre, dejando a un lado los fieles aficionados que gastan en playeras, abonos por todo el año, viajes y un sinfín de artículos por el “club de sus amores”, para que, de la noche a la mañana, los de “cuello blanco” se decanten por fines propios y económicos. El no ascenso y desaparición de esta liga, trae consigo efectos negativos inmediatos y a largo plazo. ¿Cuántas fuente de empleo, desde el futbolista hasta el cortador de césped del estadio, se perdieron? Si bien, mundial tras mundial, se le exige a la selección el 5to partido, ahora se ve mas lejano que nunca. ¿Cuántos nos caerán en la mediocridad al saber que van a seguir cobrando y no se moverán de su conformidad al saber que, sin esforzarse, ganen o pierdan, seguirán igual?

No por nada el futbol es el deporte rey a nivel mundial, la manera en que han sabido combinar lo económico-deportivo-fanatismo es para aplaudir. Sin embargo, creo que se deben definir fronteras y limites entre lo que es la esencia y significado del futbol, a los contratos millonarios que se manejan entre directivos, jugadores, federaciones, televisivos y marcas comerciales.

Esta decisión cuesta creer que se debió en pro del futuro del futbol mexicano, ya que se presume que fue de manera consensuada y legitima la votación que todos los integrantes de la primera y segunda división hicieron. Simplemente con el hecho de saber que existe la multipropiedad y que no se cuenta como un solo voto, si no votos separados, es para darse cuenta.

El negocio del futbol es evidente, lo vemos año tras año. La degradación futbolística se ha hecho tan notable, desde principios de este siglo, que la pasión cada vez se ve menos dentro de los futbolistas. Varias han sido ya las voces que exclaman que el espíritu del juego esta muriendo y los bolsillos llenándose. Tal cómo lo vimos en Club de Cuervos, tal cómo se ve con clubes millonarios que con base en billetazos se han ganado títulos, ascensos, aficionados, permanencias y prestigio. Mataron la esperanza de aquellos que soñaban con ver a su equipo en primera división, jóvenes debutar, y fomentaron el conformismo y enriquecimiento de los de “cuello blanco”, dejando a un lado que la belleza de este deporte está en la simpleza con la que se desenvuelve.

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