Parásitos en tiempo de pandemia
Por: Gandhi Francisco Rojo Domínguez.
La crisis mundial generada por el nuevo virus SARS-COV2 en los últimos tres meses, ha generado que un notorio número de la población se percatara de las fallas e irregularidades existentes, tanto en la sociedad actual, como en el sistema que la rige, principalmente en el sector económico; en estos tiempos difíciles, los parásitos quedan al descubierto pero, ¿cómo hacer un diagnóstico?
Tan solo en México, el gobierno federal declaró que desde el comienzo de la primera fase de la contingencia sanitaria por el coronavirus se han perdido 346,878 fuentes de empleo; de igual forma la secretaria del Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde Luján, aseveró que las microempresas son las que han mostrado mayor solidaridad al despedir menos trabajadores, mientras que los consorcios con más de 50 empleados son las que registraron los mayores despidos.
Como otro efecto de la pandemia, se ha visto en aumento un serie de delitos: los saqueos en supermercados, las reventas con precios exagerados de artículos para la prevención del contagio, al igual que el aumento en precios de productos básicos, todo con el objetivo de obtener un beneficio propio.
Es en estas instancias, es cuando surge la idea en tu cabeza de si el aumento en los delitos se ha dado por algo más allá de un pensamiento o comportamiento particular y egoísta, si no más bien, como una consecuencia de un sistema que protege a los que más tienen y deja a la deriva a los que más necesitan.
El contraste es claro, así como lo vimos en la ganadora del Premio Óscar a Mejor Película, “Parasite”, mientras la familia adinerada aprovecha la lluvia para tener una tarde relajada con su hijo jugando en el jardín de la lujosa casa, por otro lado tenemos a la familia de sirvientes tratando de salvar lo poco rescatable del semisótano donde vivían, inundado por la misma lluvia; la manera en la que los distintos sectores de la población han reaccionado a la cuarentena, es una clara analogía a lo mencionado anteriormente. Al paralelo de las familias con mayores recursos “disfrutando”, “sacando provecho” del tiempo en casa y presumiéndolo en redes sociales, tenemos muchas más que no se pueden dar ese lujo, las cuales ponen su salud en riesgo al salir a trabajar para tener algo que comer, y que no son recompensadas lo suficiente por sus empleadores.
Un parásito llega a depender de su huésped obteniendo un beneficio de este, pero al mismo tiempo generándole un daño; aplicado a nuestra realidad, el sentido común te dice que en este caso los parásitos son los saqueadores o los revendedores de productos, pero es necesario reflexionar que existen otro tipo de parásitos, los cuales son los dueños de grandes empresas o las personas con gran poder adquisitivo, que hacen crecer su fortuna a costas del trabajo de sus empleados, sin remunerar su esfuerzo y sin importarles cuantos salgan afectados.
Si se desea erradicar las problemáticas y delitos mencionados en un inicio, es necesario que se reforme el sistema que establece las maneras de distribuir la riqueza y los empleos, puesto que la población no seguirá en acuerdo con éste mientras sea la mayoría la que se encuentre oprimida, y dado a que esta reestructuración no se lleve a cabo, el resultado podría ser una crisis aún mayor.